Mañana el humo habrá volado es un trabajo documental, autorreferencial que está en proceso.
El 23 de septiembre de 2017 llamaron a mi celular para avisarme que el departamento donde vivía se había incendiado, destrucción masiva, dijeron. Cuando llegué el fuego ya estaba apagado, y no quedaba un solo objeto que pudiera reconocer en medio de tanta agua negra y olor a quemado que aún huelo.Pude volver al día siguiente, revolví entre las cenizas con una pala de jardín adivinando a qué pertenecía cada pedacito negro que agarraba. Los pocos objetos identificables que iba encontrando los atesoraba como descubrimientos arqueológicos, y hasta con cierta sensación de victoria de poder sostener al menos una parte de mis pertenencias.
Durante la noche no pude dormir, un alud de pensamientos me desbordaba la cabeza, fue la primera vez que tuve noción de hogar, me resistía a desprenderme de ese monoambiente. Aunque ya inhabitable, no quería dejar de sentirlo propio.
Esa noche busqué fotos en mi celular que había sacado dentro de la casa, sabía que tenía muy poco tiempo: podía volver al día siguiente y nunca más. Entonces armé una carpeta con fotos de mi perra, selfies, fotos de la casa, de las plantas, todo mi mundo dentro de esas paredes; cuando volví intenté sacar las mismas fotos en aquel nuevo escenario.
Me prestaron una cámara y fotografié los objetos que pude rescatar. Así se compone esta serie, con fotos sacadas con el celular y otras que no, sin mucho armado previo, pero de la manera más liberadora y sanadora que encontré posible.

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